
Nuestra vida cotidiana está plagada de momentos, experiencias y símbolos que pueden ser leídos como evidencias de charis y kairós. Momentos compartidos con otros, experiencias que nos enriquecen, y símbolos que hacen que la fragmentación en la que estamos sumergidos sea menos lacerante. En varios países de Sudamérica, cuando las personas quieren sentarse simplemente a compartir lo que les pasa, se valen de una mediación que tiene mucho de gracia, tanto en lo estético como en lo teológico. En los países de la cuenca del Plata (Argentina, Uruguay, sur de Brasil, Paraguay), es común sentarse a beber una infusión llamada “mate”, de características bastante peculiares que analizaremos a continuación.
Es precisamente de este símbolo de lo que vamos a hablar; no sólo por lo que representan a nivel social, sino porque remite a una realidad trascendente, mucho más profunda que la simple ingestión de una bebida. Tan profunda es esta dimensión que este símbolo puede incluso servir como metáfora de lo divino. O bien, si se lo ve desde un plano inmanente y no trascendente, de las realidades humanas más profundas y de la forma en que nos aproximamos a ellas.
El mate, o la cotidianeidad de charis y kairós en la América profunda